La celebración arrancó con una ofrenda floral frente a su busto y un pasacalles hasta el Área Recreativa de Chao de Pousadorio. Allí la gaiteira local Laura Cabo, de Barangón, interpretaba la Muiñeira de Lugo. Por la lluvia el acto tuvo que ser trasladado al interior del Centro de día, a escasos 50m de donde Seivane había tenido su taller. Allí hubo una charla sobre él y su reciente biografía “Xosé Seivane. A gaita con maiúscula”, libro del profesor de la Universidad de A Coruña, Xosé Manuel Sánchez Rei, publicado por la Editorial Canela. “Galicia le debe mucho” decía Pablo Quintana, responsable de la editorial. Jaime Otero, natural de Soutelo, y afincado en Barakaldo, viajó expresamente para homenajear a su compañero del grupo “ Os Airiños da Ribeira”, y hizo sonar nuevamente la gaita que Seivane le construyó hace más de 60 años. Junto con su mujer Eva, otra ribeirega, interpretaron un cantar dedicado a su tierra. Jaime, último integrante deste mítico grupo, junto con Susana Seivane, Daniel Bellón, Pedro Lamas y Carlos Freire, interpretaron algunas de las melodías compuestas o transmitidas por Xosé Seivane. A continuación, Susana presentó su último disco “Dende o meu balcón”, con Saínza Seivane, Fiz e Maren Seivane. En palabras del maestro de ceremonias Xurxo Souto, Seivane fue un hombre que “cambió para mejorar la historia de Galicia a través de la música”, un “maestro de maestros”, que convirtió a Ribeira de Piquín en “la capital de la música gallega”. Roberto Fernández, el alcalde de este ayutamiento, subrayó que Seivane fue “autodidacta, emprendedor y valiente, un referente mundial que fue quien de canalizar los sentimientos de esta tierra a través de la artesanía”.